jueves, 29 de julio de 2010

follow the leader, leader, leader (8)

No sé cómo podemos estar en crisis con la adoración que profesamos al consumismo. ¡Se lo ponemos facilísimo a las marcas! Todos queremos ser iguales y no tienen más que vendernos la gaita de que el producto que nos ofrecen nos ayudará a alcanzar ese ideal para que piquemos el anzuelo.
No hay que incumplir las reglas de oro; Hay que salir mucho, beber, ligar, no estudiar, estar delgado, ser guapo, poco religioso, hetero, tener dinero, ser de aquí, ser simpático (que no falso…), ser sociable, ser popular, en el caso de las chicas modositas, y en el de los chicos triunfadores, hacer propaganda de todo ello con las fotos del tuenti o del Facebook, con el número de contactos que tengas en cada página y por supuesto vestir bien, osea, como todo el mundo, de marca, conjuntando los colores, a la moda y de las mismas tiendas.
Yo creo que debe de haber más negros, gordos, pobres, extranjeros, gays, religiosos, empollones, freaks, hippies, chicas promiscuas, tímidos y gente con más cosas en la cabeza que ropa y fiesta, que surferos musculitos y pijas que usan la talla 34 del Berska. Pero como alguien alguna vez estableció que eso era lo que estaba bien y que ellos eran la ostia, todos los demás nos desvivimos por moldear y ocultar esas cosas que nos distinguen y nos avergüenzan para que no nos coman vivos. Lo peor de todo, es que te hacen creer que eres inferior, te sublevas y transformas a sus gustos, cuando los raros son ellos.
¿Cómo serían las presentadoras de televisión y las chicas de los anuncios si cada uno se enorgulleciera de lo que es y no quisiera ser como el prototipo del día? ¿Qué nos venderían si todos fuéramos diferentes y estuviéramos contentos de serlo?
No más gente matándose por una dieta, torturándose por su sexualidad, gastándose el dinero que no tiene en un cocodrilo pegado a un polo, hablando y opinando según dicte la moda, según lo que sea políticamente correcto.
¡Un poco de personalidad!

Me sorprende que la economía pueda entrar en crisis, cuando las personas estamos tan insatisfechas con nosotras mismas y dependemos tanto de la opinión de los demás, que daríamos absolutamente toda nuestra fortuna por ser del montón.

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